26 de noviembre 2017

De cualquier color, siempre que sea gris

Como los ojos van en la cabeza
estoy a una exageración de quedarme solo,
—ok, estoy exagerando,—
así como la escultura está fija en su heroísmo,
su heroísmo viene a ser el don petrificado del autor.
Pero de que desplante me habla cuando llega siempre
atrasado al músculo y no se rinde a erigir,
y no hace falta traer otra derrota de cuerpo,
en persona, pido ahora que estoy suficientemente solo,
que aquí no falte nadie.
—No falta nadie—
o sea el negro es el color verdadero de mi pelo,
los cuchillos van con los cuchillos,
hay hambre de por medio como hay sangre también
y solo, señor, no estoy, cuando digo que mi voz,
atrapada en el micrófono de Bessie Smith está,
y no es mi voz.

 

Fue el caso de un flujo,
la penitencia del río del pueblo
carga los efluvios cuando alguien
dice a otro la palabra río,
<< aquí se puede aterrizar una cruz >>
o considerar la calma como aguas cordiales
cuando nadie en el pueblo dice una palabra;
sólo entonces la cordialidad de las aguas,
y sólo entonces duerme todo un pueblo.

 

El cuerpo descansa sobre sus huesos,
y el hecho es que no se pintan almas
y hay que pintar cuerpos.
Hay cuerpos que descansan sobre lo que no significan,
y esto no significa que los huesos, alma, cuerpo, sangren,
o vengan a sangrar.

Ingres, por Dios… ¡No hay sangre!

 

Cuántos fríos van a parar en su nombre.
En su nombre solo pasamos frío.
Y si la noche fuese más cierta y si lo cierto es que las luces brillan
y lo negro también oscuro queda,
Fantasmas, o desnudarse porque sí
por esa capa caída caminando hacia una casa cualquiera
habitada por un ventilador cualquiera
que cualquiera puede proclamar su máquina de fe.

Mil novecientos ochenta y ocho. Vive en Quilicura

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