14 de junio 2010

Ejercicios con la memoria

Lectura de La patria interrumpida

¿Por qué “una patria interrumpida”? Hay dos cosas que comentar: es el título y lo que denota este libro de Sanhueza y Pinedo. La patria es la tierra de los padres y las madres, la tierra que nos lega derechos y cultura, la que queremos incondicionalmente y por la que nos indignamos cuando hay injusticia. Entonces cuando hay injusticia se quiere hacer algo para subsanar los males de la patria, porque esa tierra es también el lugar de los proyectos personales. La patria es un proyecto colectivo. Pero la patria no se interrumpe a sí misma, es interrumpida, se interrumpe el proyecto colectivo. ¿Cómo se interrumpe? Por la fuerza, ya que no por la razón. ¿Cómo se mantiene el orden impuesto dentro de una patria interrumpida? Con terrorismo de Estado, con desaparición de militantes y con exilio.

La patria interrumpida de Carlos Sanhueza y Javier Pinedo, publicado recientemente por editorial LOM, contiene un prólogo y once artículos sobre diferentes facetas o experiencias de exilio, desde los primeros indígenas expulsados por reivindicar su cultura y denunciar el saqueo, hasta los militantes partidistas de las organizaciones revolucionarias de las décadas de 1960 y 1970 en toda Latinoamérica; se rescatan tanto las experiencias de los luchadores sociales previos a la etapa de las independencias americanas (Fray Servando Teresa de Mier, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán y Juan Bautista Condorcanqui –hermano de José Gabriel, más conocido como Túpac Amaru–) como los exilios masivos propiciados por la terrible época oscura de intervención militar en América Latina, sin olvidar algunos ejemplos intermedios, como el caso de Isidoro Errázuriz. Es entonces lógico que un libro de estas características tenga este nombre. Con los ojos puestos en la patria grande, los artículos, indistintamente, se debaten entre las condiciones, las causas y las experiencias del exilio, entendido como algo más que la simple negación de la libertad individual dentro de los límites del país, de la mano del autoritarismo y las fuerzas represivas del Estado. Cómo no recordar entonces los versos del malogrado poeta salvadoreño, Roque Dalton:

“La propiedad privada, efectivamente,

más que propiedad privada

es propiedad privadora.

Y la libre empresa tiene presa a la Patria.

Salvemos a la propiedad

y hagamos libre de verdad a la empresa

convirtiéndolas en propiedad y empresa de todos.

De todos los de la Patria”.

El foco principal se pone en el aspecto humano del exilio, como una experiencia que genera una serie de conflictos internos en la que confluyen; por un lado, el dolor por la distancia impuesta, por las pérdidas familiares y materiales, por el destino errante de la patria y la sensación de que se cae toda la construcción social por la que lucharon, y, por otro lado, esa cultura nueva que los recibe y que les impone una nueva realidad, con nuevos valores y otras luchas. Los casos paradigmáticos son los de las mujeres y los mapuches. En estos colectivos el exilio trajo aparejada la conciencia de la desigualdad en el país de origen, a la vista de una nueva realidad. Este tomar conciencia implica un cambio de visión y la búsqueda de nuevas reivindicaciones que se suman a las normales y comunes a todos los exiliados: los derechos humanos y el fin del terrorismo de Estado. Si bien podemos hablar de una patria grande latinoamericana, Nuestramérica en palabras de José Martí, siempre el viaje forzoso es causa de un dolor profundo por la distancia y la necesidad imperante de insertarse en una sociedad, que es ajena y en la cual no se puede continuar la lucha por el país que se quiere, aunque sea dentro de los límites de esa patria grande. Tal es el caso de los exiliados chilenos en Mendoza, ciudad fronteriza y con una gran comunidad chilena, pero con otra realidad igualmente compleja y dura.

Toda lectura es ponerle el hombro a una experiencia diferente, una forma de ver las cosas e interpretar con lo que tenemos a mano en nuestra mente, con los conocimientos previos; la lectura de estos ensayos trae una gran cantidad de preguntas para los que sabemos del exilio por otras lenguas y no hemos vivido esa experiencia. “Tocar de oído” sería la metáfora musical para mi interpretación. Uno trata de insertar lo nuevo dentro de los parámetros de lo conocido para agrandar ese conocimiento y enriquecer las futuras lecturas. Para quienes ya posean el conocimiento previo este libro ofrece un intenso ejercicio de memoria, algo que siempre es útil, sobre todo en estos años de políticas tramposas que intentan poner máscaras sociales al modelo terrible de explotación del ser humano por el ser humano. Para quienes no tenemos el conocimiento previo este libro nos ofrece la oportunidad de agrandar el bagaje para futuras lecturas e interpretaciones; algo fundamental en el proceso de recuperación de esa rebeldía sana que llevó a nuestros padres y a nuestras madres a creer en la construcción de una realidad otra, a creer en la posibilidad de una patria nueva para nosotros. El olvido es ingratitud y la falta de memoria es funcional al deterioro del humano por su semejante, y si esta publicación sirve, esperamos visibilice algunas propuestas con su revisión.

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