31 de julio 2012

El pensamiento mapuche sí expresa la diversidad

En 1999 nuestro poeta Elicura Chihuailaf dio a conocer su Recado confidencial a los chilenos, en el nos dice “¿cuánto reconoce en usted de nosotros? ¿Cuánto sabe de los orígenes, las causas de los conflictos de nuestro pueblo frente al Estado nacional?” “¡Nos conocemos tan poco!” exclama, pero también propone que reconociendo nuestra morenidad, “podremos darle una solución a este desencuentro”. “En la ternura de nuestros antepasados tenemos toda una sabiduría por ganar” nos dice.

Luego vino Azkintuwe durante el 2003, el primer diario de la Nación Mapuche. Lo siguió David Añiñir, quién nos regaló la rabia-creativa de sus poemas en Mapurbe en el año 2005, (aunque ya venía el mismo autor vendiendo dicho texto de forma autogestionada años antes). Durante el 2006, un grupo de historiadores Mapuche da a conocer el libro Escucha Winka, el que entregó “Cuatro ensayos de Historia Nacional Mapuche”, diciendo “Estos contenidos se hicieron pensando en las nuevas generaciones Mapuche que una vez que se desencanten de la colonización mental que hace el Estado desde la educación, encuentre lo que nosotros no tuvimos a mano en ese memento: memoria organizada y sistematizada que les recuerde a quien se deben y que no los confundan formateando su imaginario con un mapa, un escudo o unas cuantas batallas”.

El libro Autodeterminación. Ideas políticas mapuche en el albor del siglo XXI, de José Mariman se inscribe en este ámbito, en la continuidad y en la búsqueda de explicar, dar a conocer y hacer entender la reivindicación Mapuche, centrado en el que sea tal vez el proyecto que han venido planteando con mayor notoriedad desde los 90’ el Movimiento Político Mapuche: “La autodeterminación”, “autonomía” o la “Nación”. Ideas que, a veces, terminan por confundirse pero que tienen en común el sentimiento de buscar el término de un estado subalterno como pueblo, a través “de un pensamiento político mapuche en desarrollo”.

El autor plantea que “la demanda de autodeterminación mapuche, verbalizada también como autonomía difiere de la acostumbrada reivindicación etnogremial campesina por tierra, desplegada durante gran parte del siglo XX por las organizaciones mapuche”. Aunque esta idea no es “homogénea”, trasluce, dice el mismo autor, un debate interno en la “sociedad política” mapuche”. Dicho debate, se estaría dando entre un sector que se define abiertamente como “etnonacionalistas o nacionalistas a secas, y otros que reniegan del nacionalismo, pero igual demandan autodeterminación”.

Una particularidad del libro, es que Mariman habla desde un descolonizado, por ende, asume una posición en este proyecto por el término de la subalternidad Mapuche. A raíz de ello, comprende a la sociedad indígena “no como una sociedad o sociedades como algo armónico”, por el contrario, de una realidad social que “está en constante cambio”.  Así, logra construir o explicar algo clave para la comprensión de los Mapuche del tiempo reciente: la noción de “identidad”.

Esta no se pude comprender sin el racismo que perduró durante gran parte del siglo XX contra los Mapuche, como él mismo lo señala, el “rechazó ideológico del indio por el chileno y, la no aceptación social de él”, han creado “la frontera que ha ayudado a bloquear la asimilación nacional”. Por ende, la noción de cultura Mapuche debe concebir desde un aspecto “dialéctico, como algo en permanente cambio generación tras generación”. ¿Por qué? Sencillamente porque los Mapuche somos un pueblo que fue derrotado militarmente por el Estado chileno enla OcupacióndeLa Araucaníay “sometidos sistemáticamente a la colonización a partir del siglo XIX”. Pero también agrega: en “resistencia”.

Aceptando que la etnicidad e identidad se conforma en precondiciones étnicas diferenciales, producto de factores tanto objetivos como subjetivos. Parece clave la creación del concepto de “mapuchidad”, la que esta “dada por creerse diferente, sobre la base de una etnicidad elegida, ponderada y difundida en un contexto particular de condiciones sociales y políticas determinadas”.

 

Ideas para un movimiento autonomista mapuche

Otra de las particularidades del libro es que es una investigación rigurosa. De una escritura que para los investigadores en constitución pone una alta cuota de profesionalidad, constancia y disciplina. Junto con ello, el libro tiene una carga de honestidad y humildad de una persona que se siente parte del proyecto de descolonización que inició Ad-Mapu, el Consejo de Todas las Tierras, las Identidades Territoriales,la Coordinadora AraucoMalleco, Wallmapuwen yla Alianza TerritorialMapuche. Desde este prisma, Mariman se muestra preocupado por la política en torno al pueblo Mapuche y el objetivo final que es ver concretizada la autodeterminación para el Wallmapu. Por ende, el libro también podría verse desde la “óptica” militante pero sin caer en “odas” al Movimiento. Por el contrario, a veces llega incluso a ser castigador al referirse a alguna orgánica, intelectual o militante de la “cuestión nacional.”

Para la discusión del Movimiento Mapuche, el libro es de suma importancia y urgencia. Si tuviera que catalogar el libro, creo que un título sería el “libro necesario”, ya que hace un estudio del arte sobre lo que han señalado las orgánicas Mapuche desde los90’, sus líderes e intelectuales en torno a la autodeterminación. Si bien, como él mismo las cataloga algunas no muestran una madurez sobre los conceptos, creo que ello es parte de un movimiento relativamente nuevo, que está en un proceso en construcción.

Como él mismo lo señala: “Los mapuche etnopolíticamente movilizados, demandan hoy no solo tierras en su otrora territorio mapuche, sino que comienzan a demandar el territorio mismo, para construir una utopía autonomista”. Bajo este precepto, me parece políticamente acertado que lo que la prensa ha catalogado como “Conflicto Mapuche”, otros sencillamente como “terrorismo”, Mariman vaya más allá y lo catalogué como “la cuestión nacional mapuche”. Al final y al cabo, hacia ese objetivo han apuntado las organizaciones y bajo la construcción de esta utopía han muerto Lemun, Catrileo y Collío. Y hoy, cuatro presos Mapuche, miembros dela CAM, están sentenciados entre 8 y 14 años. La condena más alta que se les ha dado a miembros del movimiento. Como bien dice Mariman, “el mapuche busca cambiar la opresión que experimenta en tanto “indio” o colonizado”. Así, “los mapuche organizados plantean cursos de acción para una lucha indígena exitosa, tras esas demandas globales (autodeterminación) y ganando experiencia en cada enfrentamiento”.En cierta medida, se logra evidenciar en el libro, que “las ideas políticas” de los dirigentes, organizaciones e intelectuales, han puesto un “arsenal ideológico que comienza a construir” lo que él llama un “movimiento autonomista mapuche”.

 

Hacia la construcción de un pensamiento autonomista

El Movimiento Mapuche en post de edificar la autodeterminación está lejos de ser perfecto, rencillas internas, descalificaciones entre partidarios de una u otra línea política, nos habla aún de un movimiento inmaduro a la hora de debatir en la diferencia, en la heterogeneidad de nosotros como Mapuche, para construir con esas particularidades un todo, propio de un pueblo diverso. El libro en algo apunta a eso, a mirarnos en nuestras afinidades y disensiones, para desarrollar un “pensamiento” mapuche que en sí expresa “diversidad” como recalca el autor. Por eso, siento una nota de preocupación en Mariman, cuando señala que esta solución tal vez no pase por los intelectuales, sino “en la praxis política. El grupo, y sus ideas, que se vuelva dominante las terminará imponiendo”.

Con todo, el libro abre la puerta para el debate, sintetiza las distintas ópticas sobre la autodeterminación y aspiraciones en torno a la “cuestiona nacional Mapuche”, creo que la mayor riqueza del libro, es mostrar que en estas casi dos décadas, las distintas expresiones representativas del pueblo Mapuche, líderes e intelectuales han construido un pensamiento autonomista que ha cambiado para siempre la historia antigua de nuestros antepasados recientes, cuando ser Mapuche, significaba ser “bárbaro, borracho, flojo y bruto”.

Desde ése ámbito, los libros y sus intelectuales crean y sienten en los contextos históricos en que el movimiento “desde abajo” va dando luces hacia dónde se ir. Por eso, se debe dar un diálogo continuo y orgánico entre intelectuales y el movimiento. Más si en 1999 nuestro poeta Elicura Chihuailaf diera a conocer su “Recado confidencial a los chilenos”, en momentos que el ascenso del movimiento en oposición a Ralco, en la recuperación de tierras de distintas comunidades, llevando la bandera nacional que el Consejo de Todas las tierras creó en 1992, era por entonces lo que más resaltaba.

Pedro Cayuqueo junto a otro grupo de Mapuche fundó en el 2003 Azkintuwe, cuando la Operación Paciencia había mandado a la clandestinidad a la CAM, había sido asesinado el joven comunero Alex Lemun y se iniciaron los primeros juicios en torno a la Ley por Conductas Terroristas. Sólo dos años después David Añiñir nos entregaría la rabia del Mapuche urbano y un año después un grupo de historiadores Mapuche da nacimiento al Escucha Winka, pensando justamente en las futuras generaciones que encabezaran este movimiento. Este libro nace, en momentos que se observa tal vez un estancamiento proyectual del movimiento Mapuche, cuando una extensa huelga de hambre sacudió el Bicentenario de Chile y en el que tenemos cuatro comuneros sentenciados y encerrados en lo que los chilenos fundaron como Los Confines de Angol.

Con todo, si algunos creen aún que estas “ideas políticas mapuche en el albor del siglo XXI” es terrorismo, déjenme decirle, parafraseando a Elicura  Chihuailaf, sencillamente: “¿Qué hijo, qué hija, agradecido/agradecida no se levanta para defender a su Madre cuando es avasallada?”.

 

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