29 de agosto 2014

Ilan Pappé: «Ya nadie está dispuesto a reanudar las negociaciones de paz»

por Harrison Samphir y Truthout / Traducción: Vicente Lane

Entrevista realizada a Ilan Pappé, historiador Israelí, al calor de los últimos bombardeos [2014], traducida especialmente para Carcaj y realizada por Harrison Samphir y Truthout

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La progresiva retirada del ejército israelí luego de la Operación Margen Protector, última incursión en la Franja de Gaza iniciada el pasado 6 de Julio, en nada disminuye la actualidad de este conflicto ya sexagenario y aún irresuelto. Ilan Pappé es una de las principales figuras de los “nuevos historiadores” en Israel,  movimiento generado luego de que se abrieran los archivos militares israelíes y británicos referentes a la llamada “guerra de independencia” de 1948, también conocida como la Nakhba. Entonces, la que hasta entonces se había presentado como la guerra “más justa” de Israel, atacado por los países árabes al momento de su fundación, se reveló como la ocasión del movimiento activo por medio del cual Israel expulsó a 750.000 palestinos de los territorios que entonces anexó a su territorio, en lo que Pappé llama una “limpieza étnica”. Ex profesor en la Universidad de Haifa, hoy exiliado  en Inglaterra donde aún enseña, se mantiene como activista y un referente crítico respecto de las políticas israelíes que hoy nuevamente provocan el horror y la crítica tanto de árabes como judíos. el día 19 de Julio (a ellos agradecemos el derecho a publicarla),  quien se refiere a la ocupación permanente sobre el territorio palestino, al panorama que se configura con la situación actual, a nivel geopolítico y a nivel de los discursos, así como también a la cuestión del Boicot a Israel y la solución del Estado Binacional como alternativas a la situación de Apartheid ejercida sobre el pueblo Palestino.

Harrison Samphir: ¿De qué manera han cambiado las condiciones internas de Israel (y más allá) desde el 2008? ¿Cuáles son los objetivos políticos actuales de Israel?

Ilan Pappé: El panorama general no ha cambiado desde el 2008. Desde la elección democrática de Hamas como gobierno, la Franja de Gaza ha sido víctima de una política de asedio y estrangulación, y convertida en un gran ghetto. Este fue el castigo impuesto por Israel al presenciar la elección de un gobierno que no contaba con su aprobación. Desde 1967, los Israelíes reaccionan brutalmente ante cualquier intento palestino por controlar y dirigir el destino de los territorios ocupados ese año. Los intentos por exigir una soberanía genuina o finalizar la ocupación terminan chocando con la brutalidad del ejército. Por supuesto, cuando la resistencia se basa en la lucha armada, la retribución es mucho peor- como podemos ver hoy en Gaza.

Israel no sabe bien qué hacer con Gaza. Asume que ha logrado convertir a Cisjordania en uno de sus domicilios al anexar parte de ella dentro de Israel y al recluir a los palestinos dentro de pequeños Bantustanes (*)con la esperanza que la comunidad internacional reconozca este procedimiento como una solución pacífica al conflicto. Pero previsiblemente, esto tampoco ha funcionado, y el fracaso en Cisjordania acentúa su incapacidad de lograr participar en un futuro en conjunto respecto de la Franja de Gaza, cuya situación es más complicada. Los primeros indicios de que la política unilateral de Israel no funciona aparecieron cuando se evidenció que la iniciativa liderada por el secretario de estado de EE.UU. John Kerry terminó por matar las negociaciones de paz  al mostrar que ya nadie está dispuesto a resucitarlas. Otro indicio de este fracaso se había presentado con anterioridad cuando se hablaba de un gobierno de unidad entre Hamas y Fatah. Así, el primer objetivo de la operación, que empezó con el arresto masivo de miembros de Hamas y el encarcelamiento de antiguos prisioneros liberados durante los intercambios pacíficos en Junio, era sofocar cualquier intento por resistirse a la opresión Israelí.

¿Es Hamas realmente una invención Israelí, una extensión de la larga ocupación del territorio palestino?

Hamas no fue creado por Israel, pero sí logró empoderarse e impulsarse gracias a Israel que veía en Hamas un contrapeso para Fatah durante los años setenta. Israel le proporcionó espacio y le permitió generar recursos con la esperanza de que actuara contra el movimiento nacional secular que comenzaba a intensificarse en los territorios ocupados.

Muchos medios de comunicación recalcan que Hamas rechazó un acuerdo de armisticio propuesto por Egipto mientras que Israel lo había aceptado. Sin embargo, como ha señalado Jonathan Cook, el acuerdo nace realmente en Washington, entregado por Tony Blair y diseñado para arrinconar a Hamas haciéndole escoger entre la rendición- al perpetuar el bloqueo al que está sometido – y la confirmación de su estatus de terrorista al rechazar el acuerdo. Pareciera ser que tal acuerdo estuviese diseñado para mantener una dialéctica regional patrocinada por los EE.UU.: una narrativa del bien contra el mal, favoreciendo a Israel que se proyecta como protector de la patria judía. ¿Qué opina de esta representación?

El armisticio fue un dictamen entre Israel y Egipto para que Hamas aceptara el status quo, que tanto él como el pueblo de Gaza desecharon calificándolo como insoportable. También incluía la sugerencia de aumentar el número de guardianes y celadores de la mega-prisión que es Gaza e incluir dentro de ella a la policía de la Autoridad Palestina. Los temas de las órdenes de arresto a los parlamentarios de Hamas, el re-encarcelamiento de los prisioneros liberados durante las negociaciones de intercambio y la cuestión del fin al asedio, fueron totalmente ignorados como  asuntos que no tenían ninguna importancia en las actuales oleadas de violencia. No fue una propuesta de cese al fuego, fue un dictamen premeditado para que Hamas lo rechazara. Esto nos recuerda de otras propuestas de “paz”  también rechazada por los palestinos ya que no ofrecía ningún grado de esperanza – como el plan de partición de 1947 y la “generosa” oferta israelí del 2000.

¿Se ha hecho más seguro criticar abiertamente a Israel?

Sí, mucho más seguro y incluso más común. Sin embargo, los pasillos del poder aún se encuentran cerrados para este tipo de crítica. Hay señales aquí y allá que parecieran indicar que estas críticas comienzan a permearse dentro de los principales medios de comunicación.

¿Cómo afectará el violento panorama actual en Israel y Gaza al balance de poder dentro de la región?

En el corto plazo, tiene poca incidencia en el balance de poder dentro de la región. Ese balance se ve mucho más afectado por los sucesos en Siria e Irak que por la operación iniciada en Gaza. En el largo plazo, la alianza entre Egipto e Israel contra Hamas dañará la imagen de Egipto dentro del mundo árabe y podría desenredar el conflicto entre las facciones beligerantes en el norte de la región al ofrecerles una causa común para controlar los sangrientos eventos que ocurren en Irak y Siria. Mucho depende de la capacidad que tenga ISIS en crear un estado, que no es un escenario improbable, uno que estaría en cercana alianza con los países del golfo y Arabia Saudita, pero también uno que podría causar un impacto en la postura actual de esos países con respecto a la causa palestina y sus reivindicaciones. En resumidas cuentas, en el corto plazo a Israel le conviene mucho el estado actual del balance de poder dentro de la región, pero es un panorama tan volátil que eventualmente podría arrepentirse de haberlo ignorado al aceptar apoyo norteamericano y del mundo occidental.

¿El boicot hacia las empresas, productos y servicios Israelíes es una manera efectiva de combatir la ocupación ilegal de los territorios Palestinos y al así-denominado Estado Apartheid de Israel? ¿Puede sugerirnos una alternativa?

El movimiento que promueve el boicot y sanciones contra Israel (BDS) es una manera efectiva y moral de combatir la violación a los derechos humanos y civiles contra la población palestina. Se basa en la idea, válida por cierto, de que no hay manera de esperar un cambio que provenga desde dentro de Israel y, al mismo tiempo, reconociendo la futilidad de la resistencia armada. También tiene un exitoso precedente histórico, a saber, la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. No hay otras alternativas.

Ayelet Shaked, del partido de derecha La Casa Judía, recientemente llamó al exterminio de las madres palestinas que daban a luz a “pequeñas víboras”. ¿Qué porcentaje de la población Israelí comparte tales puntos de vista? ¿Nos podría decir si se han intensificado en los últimos años?

Por muchos años la sociedad judía en Israel entendía que tales discursos, incluso si eran comunes entre la gente, no debían airearse públicamente. A partir del año 2000 Israel, tanto como sistema político como sociedad, dejó de lado tales precauciones. Ahora es una postura frente al conflicto que se ha atrincherado en el mismo centro de la política nacional, no necesariamente exclusiva a la ultra-derecha. La Casa Judía es un partido con mucha popularidad y un miembro histórico de la coalición de gobierno. A propósito, la analogía entre palestinos y víboras no es nueva: después de la guerra de 1967, el gobierno Israelí debatió internamente la anexión de la Franja de Gaza y en su momento el ministro de finanzas declaró que, en cambio, deberíamos recordarla como un pozo de serpientes.

¿Es posible aún la solución de dos Estados?

No, me parece que hace tiempo esa solución está muerta y enterrada. De hecho, su muerte ocurre durante los acuerdos de Oslo de 1993, momento en que se expone la verdadera interpretación que el Israel liberal da a la idea: la creación de Bantustanes en Cisjordania y aislar la posibilidad de una verdadera soberanía dentro de la Franja de Gaza, manteniendo irresueltos ciertos problemas fundamentales del conflicto, como por ejemplo el derecho de retorno de los refugiados y una propuesta equitativa para las reivindicaciones en Jerusalén.

¿Actualmente cómo describirías tu relación con el Estado de Israel?

Soy un ciudadano pero al mismo tiempo un disidente. Amo al país, pero me opongo al régimen ideológico en el que se basa el estado, a medida que éste discrimina racialmente al no-judío; consideremos que la mitad de la población que gobierna este estado es precisamente no-judía. Muchos de ellos están a merced de una limpieza étnica y, en el caso de Gaza, en peligro de ser asesinados.



(*) En la Sudáfrica del apartheid se segregaba a la población no blanca dentro de territorios denominados  Bantustanes [N. del T.]

Revista de arte, literatura y política.

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