22 de marzo 2011

Japón: la película

Mirado desde nuestra cultura, desde la perspectiva de los que no sabemos nada de Japón ni de los japoneses, la cuestión se reduce a los clises de siempre sobre las geishas, los samurái, el sushi, alguna película yankee sobre Tokio, los autos Toyota, la tecnología de computadores y los gordos luchadores de sumo. También podemos agregar un poquito del Imperio del sol, del Imperio de los signos, del Imperio de los sentidos y finalmente sí sabemos que son tan sísmicos como nosotros.
Hasta el viernes 11 de marzo de 2011, el presidente Piñera se jactaba de que Chile había sufrido el terremoto más grande de los últimos tiempos, 8.8 grados en la escala Richter. El martes 8 de marzo, al final de su gira europea, le agradecía por turnos a los reyes, al primer ministro, al Congreso y al pueblo de España por toda la ayuda que le prestaron a Chile (que los pobres mortales no conocemos) con motivo del devastador terremoto. Desgraciadamente, para él, el 11 de marzo perdió la marca ante Japón, pero rapidito movilizó a todo Chile para salvarnos de un nuevo “tusunami”.
Además de motivo para la acción política, Japón se transformó en espectáculo de la semana. Las continuas repeticiones de las imágenes del terremoto, y de la fuerza arrolladora con la que el mar atravesó la frágil cáscara de las construcciones humanas fueron materia de comentarios las 24 horas del día. Luchando por el predominio en la pantalla con el coronel Gadafi, Japón se imponía sumando a la desgracia la catástrofe de sus plantas nucleares. El incidente servirá para que en Chile se abra la polémica sobre la energía atómica. Entre tanto el gobierno, que se esfuerza por sacarnos de la edad media, según el ministro Golborne, firma un convenio con los Estados Unidos para la “investigar” dicha opción.
A diez días del desastre, Japón comienza a esfumarse del escenario noticioso. Ahora son los bombardeos a Libia para proteger a los rebeldes (que los pobres mortales no conocemos) los que monopolizan la imagen. Fuera de un par de historias de “interés humano”, alguna viejita que salvó a su gato de la hecatombe, seguimos sin saber nada de los japoneses; o más bien un par de cosas: que son muy ordenados y que no gritan de pánico cuando se mueve la tierra, que tienen un gran sentido del honor y que van a controlar la situación de sus plantas nucleares porque allá, como dijo un periodista chileno, es la tierra de los kamikazes. Los mismos que se inmolaban tirándose con avión y todo contra los acorazados aliados en la segunda guerra mundial, ahora se tiran con balde y todo contra los reactores enfurecidos.
Nos perdimos la oportunidad. Tarde de domingo melancólica. Un general de la aviación estadounidense explica la estrategia de creación de una zona libre de vuelos en Libia. Mientras tanto, Japón emerge de las sombras de la noche para ser olvidado. Llega a Chile Barak Obama.

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