13 de mayo 2014

Las cacerías del hombre: una mirada del Otro

No existe concepto más totalitario de subyugación que cazar seres humanos. Cuestión que, a lo largo de la humanidad –como se encarga de revisarlo Grégorie Chamayou, en Las cacerías del hombre. Historia y filosofía del poder cinegético, LOM Ediciones (2014)– hace parecer como irracional aquello que doblemente prescrito como destino, la historia sólo actualiza y revisita a modo práctica sostenida en el tiempo, pues desde las versiones más pedestres, cortesanas, dominación o acumulación capitalista, hacen del arte cinegético, una arista para entender cómo los hombres se cazan unos a otros desde la antigüedad bueyes bípedos (“El poder para el aprovisionamiento de fuerzas de trabajo servil, técnica de adquisición violenta de la raíz del poder económico del amo, esas cacerías griegas se fundan en una división ontológica de la humanidad entre amos y esclavos por naturaleza”); volver a la triste y larga historia de la caza de negros, esclavos, indígenas americanos, pasando por el exterminio judío, hasta las múltiples y documentadas persecuciones xenofóbicas de minorías, y finalmente la vigencia de un mismo patrón de desarraigo que va desde Caín –el que errará signado en la frente y sin destino–, la significación de la figura mitológica de Nemrod, fundador de Babel y “poderoso cazador” opuesto al mesiánico David, llamado “pastor de pueblos”; hasta las migraciones de indocumentados en nuestros días. En ese sentido, el libro de Chamayou, deslinda la condición establecida de una hegemonía que anula toda subjetividad y visibiliza el dilema mayor, “trampa política” al decir de del autor, fundada en una falacia en la cual, los sujetos se ven enfrentados a la falsa elección entre el reconocimiento de su estatuto de víctima al precio de la negación de poder actuar, y el reconocimiento de su poder de actuar al precio de la negación de culpabilidad de sus verdugos.

El libro constantemente releva el punto de la dialéctica, desde los principios hegelianos, para recordar distinción entre dominio/sometimiento: si el esclavo es esclavo es porque he preferido vivir en la servidumbre antes que enfrentar la muerte para defender su libertad. Costo político como discusión, en tanto la administración global fue incapaz de regular o asumir un compromiso antes, y tampoco ahora, con esa condición, como si el mundo por naturaleza fuera –sin poder revertirse– una dinámica entre vigilantes y vigilados; dominadores y dominados; vencedores y vencidos. Dimensiones de la violencia civil, social y étnica. Leer desde sus fundamentos el (sin)sentido de la caza de hombres, es terminar denunciando un estado de cosas, aisladas de un centro como lesa humanidad. ¿A quiénes pertenecen los derechos humanos? Si en la misma época de su promulgación y en adelante, el terror institucionalizado hacía suyo el principio de sometimiento indiscriminado del otro, en cualquiera de sus formas, resultando el más evidente, la clase obrera como mano de obra barata. Capaz de cualquier cosa por un empleo en la emergente industria. Y hoy un modelo económico voraz, que figurativamente, esclaviza con su oferta y demanda, bajo las redes de dominación económica a justos y pecadores.

En esa línea la vigencia de Las cacerías del hombre, permite profundizar en las razones ancestrales que perviven en la dominación, pero también acusan un estado de contra-emancipación, sujeta a tensiones y políticas de Estado, que condicionan y hasta justifican el que, por ejemplo, en aras de la prosperidad –orquestada por la transmisión globalizada de abundancia y bienestar para todos– haga, sin ir más lejos, a nuestros vecinos latinoamericanos, ver en Chile un paisaje florido para sus sueños.

Aunque no hay estrategia de lectura, y los libros de ensayos –porque no obedecen a investigaciones, necesariamente, progresivas– pueden leerse en cualquier orden, sirve acotar que en el post scriptum de éste, se revele otro aspecto que, dentro de lo anterior, instala y asigna vigencia a la obra. Pues en su última página se describe la “caza de inmigrantes en Rosarno (Italia)”, en enero de 2010. Se trata de migrantes, obreros temporeros, obligados al éxodo después de haber sufrido una verdadera cacería de hombres. Dos jóvenes calabreses dispararan sus carabinas con los migrantes. Dos heridos. A los días, dos mil trabajadores se alzan en protesta, quemando contenedores de basura y vehículos, “una manifestación para protestar contra las vejaciones y agresiones de que son objeto”. Sus pancartas son claras: Aquí, los italianos son racistas. Nosotros no somos animales. En la noche, “los ataques contra los inmigrantes rebrotaron con más fuerza. Una parte de la población, doscientas o  trescientas personas, desencadenando el terror con barras de hierro, carabinas y barricadas, sitiando incluso la sede de una asociación de migrantes”, así termina el libro.

Con todo el estudio de Chamayou, asume la condición irrefutable de que, pese a la obviedad, toda dominación presupone una suerte de caza del hombre. Y para entenderlo, hay que basarse en el análisis detallado también del punto de vista de los dominados, de las presas. En tanto, asegura, existen líneas claras de investigación –ya lo acusa la precisa documentación gráfica que presentan sus páginas– para realizar una revisión histórica y filosófica de los poderes de caza y sus tecnologías de captura. Este es, en el escenario local, un buen punto de partida para visibilizar hechos que forman parte de nuestra sangre y que tan precisamente Grégorie Chamayou, nos ayuda a mirar críticamente.

(Santiago de Chile, 1975) es profesor, escritor y editor. Ha realizado publicaciones en diversos géneros (novela, poesía, crónicas, crítica literaria) como colaborador y editor en revistas La Calabaza del Diablo (1998-2005), Lanzallamas.org (2006-2010), Carcaj - LOM Ediciones (2010-2014) además de tallerista de fomento lector por editorial Zig-Zag desde el año 2015. Ha impartido charlas dentro y fuera del país de Chile en torno a sus proyectos y los soportes actuales de la literatura / Mail: unmejorlector@gmail.com

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