12 de junio 2014

Leonardo Favio, precursor del cine latinoamericano

En noviembre de 2012  murió el cantante y cineasta argentino Leonardo Favio y ahora en 2014 hace dos meses volví a ver algunas de las películas para uno de mis cursos de cine latinoamericano que enseño en mi universidad.  Favio  mismo escribió los guiones de sus películas y él mismo las dirigió. Siempre se menciona a Favio únicamente como cantante popular y en muchos trabajos académicos del Nuevo Cine Latinoamericano -que comenzó en los 50 en América Latina- su nombre no aparece como uno de los tantos fundadores de ese nuevo cine. Como compositor de canciones populares, por otro lado, algunos lo criticaron porque sus letras las consideraban demasiado cursis. Otros en cambio vieron que sus canciones de esos años (los 60 y 70) tenían un contenido más desinhibido en cuanto a lo sexual que para las de otros cantantes populares chilenos de la época, donde el tema continuaba siendo un tabú. Nadie en Chile había escrito, en esas fechas, una canción con esta letra a meses antes del triunfo de Salvador Allende que prometía una sociedad nueva: ¨Quiero aprender de memoria /con mi boca tu cuerpo, muchacha de abril /y recorrer tus entrañas/ en busca del hijo que no ha de venir.”

Eran los comienzos de los 70, yo estaba en la Universidad de Concepción, Chile. No sé cómo comencé a escuchar sus canciones, pero creo fue por un amigo que podía comprar discos. En ese entonces la radio era el medio por donde se escuchaban a los cantantes de moda. También la televisión en blanco y negro, pero tener un tocadiscos y poder comprarlos era lo mejor. Mi amigo de dormitorio en la universidad tenía una colección de discos «long play». Muchos de música clásica pero no sé cómo él se conseguía  los discos del español Manuel Serrat y luego los de Leonardo Favio. Escuchábamos a Favio fumando y tomando té en su cuarto de estudiante.  Creo que fue ese verano en Chile que se hizo  famoso y sus discos se tocaban en todas las fiestas, en  la radios pequeñitas a pilas en la playa, allí estaba la voz de Favio. Hasta aprendí a tocar regularmente, o bastante mal, la guitarra y con sólo  cuatros posturas pude cantar algunas de sus canciones como “Fuiste mía un verano”,  “Ella ya me olvidó”,  “Muchacha de abril¨, “Hoy corté una flor”.

Por ese tiempo, Chile era un país bastante reprimido en la cuestión sexual. Por lo menos a nivel de medios masivos. En esas fechas, a fines de los 60 y comienzos  de los 70, la música dominante entre la izquierda era los grupos  “Inti Illimani”, “Quilapayun”, Ángel e Isabel Parra entre varios más. Las letras de esas canciones eran lo opuesto a las canciones de Favio. Eran letras militantes para construir una sociedad mejor, “consignistas”. Dominaban  los  temas de la pobreza, la miseria, la explotación del campesino, del obrero, del indígena, del negro así como  la denuncia feroz del imperialismo norteamericano en nuestro continente.  Temas importantes pero cuando se tiene 18, 20 o 22 años, es el amor, el descubrimiento de la sensualidad a través del otro es lo que domina y la actividad política va en segundo plano o anexada a lo primero  la mayoría de las veces.  Grandes películas han expresado esa idea como la película basada en la novela de Boris Pasternak, El doctor Zhivago, o la excelente película de Bernardo Bertolucci basada en la revolución de mayo 68 en Francia, Los Soñadores (2002).

Las letras de Favio eran, por el contrario,  sensualmente y sexualmente provocadoras o lo que muchos queríamos realmente escuchar. El tema sexual no se encontraba entre los cantantes populares chilenos. Por lo menos yo no lo encontré nunca.  Había un amigo de universidad que era bien dogmático y teniendo la misma edad mía me decía que las canciones de Favio eran “alienantes” (palabra que nos machacaban  los dirigente juveniles de izquierda hasta el cansancio y muchas veces no sabíamos qué realmente significaba ese concepto elaborado por Marx).

Cuando Favio vino a Chile, al bajar del avión que lo traía  de Buenos Aires, en sus manos llevaba  un libro de Pablo Neruda. Eran los Veinte poemas s de amor y una canción desesperada.  «¿Viste  -le dije a mi amigo dogmático- que Favio venía leyendo a Neruda?». El me dio una mirada irónica y me dijo, «No seas huevón, si todo lo hace para la publicidad y hacer creer a la gente  que lee  poesía. A lo mejor es el único libro que ha leído en su vida”.   Yo, ni mis amigos, ni mis profesores de la universidad, sabíamos en ese entonces que Leonardo Favio,  antes de que se hiciera famoso como cantante, había empezado  a los 20 años a hacer cine en Argentina. Y que entre 1965 y 1967 hizo dos películas que ahora son consideradas las dos mejores película del cine argentino (y para mí también del cine latinoamericano): «Crónicas de un niño solo» (1965), y «Romance del Aniceto y la Francisca» (1967).

Yo, luego con el tiempo, enseñando cine latinoamericano en mi universidad de EEUU, en los múltiples estudios críticos sobre Cine de América Latina que he leído jamás vi mencionado a Leonardo Favio como un precursor del Nuevo Cine Latinoamericano. Únicamente siempre se menciona a Fernando Birri, igualmente argentino, con su pequeño documental “Tire Die” (1960) pero Leonardo Favio también hizo  un hermoso cortometraje ficticio de un niño pobre cinco años después  (“Crónica de un niño solo”,1965).   La ausencia de Favio en la historia del  Nuevo Cine Latinoamericano quizás  fuera porque el análisis de ese entonces nuevo cine en el continente, a partir de los 60, fue hecho principalmente desde una perspectiva militante. Había que denunciar directamente la explotación capitalista en América Latina. La tarea era hacer “un cine y una literatura comprometida». Denunciar  al causante de la miseria en el continente. El sustento teórico dominante como sabemos en esas décadas era la Teoría de la Dependencia que comienza a elaborarse  entre los años 50 y 70  y cuyo libro de cabecera para los intelectuales de izquierda fue luego desde 1971 ¨Las venas abiertas de América Latina”  de Eduardo Galeano y que recientemente, en mayo de 2014, el mismo Galeano renegó  de ese libro por ser muy mecanicista y muy dogmático. Dijo Galeano: “No soy capaz de leer ese libro ahora. Caería desmayado. Para mí esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima.”  Y el otro factor importante fue la gran influencia que tuvo la revolución cubana entre escritores y artistas de izquierda y quien revise la segunda  “Declaración de la Habana” pronunciadas por Fidel Castro el 4 de febrero de 1962  allí se constata claramente la influencia en el análisis que hace Fidel Castro de América Latina basado en esa teoría de la dependencia para enfrentarse principalmente al “imperio yanqui”: “¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel del imperialismo en el mundo entero?” Tengo la convicción que  por eso Leonardo Favio quedó marginado de los críticos y académicos de izquierda y del silencio de directores como Miguel Littin, Tomás Gutiérrez Alea, Jorge Sanjinés, entre otros, que jamás  mencionaron el cine de Leonardo Favio, principalmente esas dos películas arriba hechas en 1965 y 1967. Esos directores  buscaban una sola perspectiva temática en su cine: denunciar todos nuestros males pero siempre desde el compromiso militante de izquierda.

Mirando la imagen de Leonardo Favio cuando estaba entre los 20 y 33 años, Favio que era de origen árabe y su nombre era otro -Fuad Jorge Jury-  tiene un gran parecido a  la belleza masculina de aquel actor italiano, Vittorio Gassman, especialmente en el papel de Bruno en la clásica película Il Sorpaso (1962) de esos mismos años. En la película Gassman tenía un nombre atractivo: Bruno Cortona.  O sea, era desenvuelto. Tenía un carro deportivo (que luego supe y vi en Internet, era de color rojo pero la película era en blanco y negro). Era un carro italiano de marca famosa, “Lancia”. Con aquel hermoso carro aquel Bruno recorría bellos lugares de Italia en tiempo de verano. También la música de la Italia de los 60: “Guarda Come Dondolo” (”Mira como me balanceo”) que cantaba Edoardo Vianello se adaptaba perfectamente a la personalidad de Bruno. De fondo, en la película, también se escuchaban las canciones de Peppino di Capri, Domenico Modugno. Canciones que eran perfectas para días calientes del verano. Pasarlo bien. Irse a la playa. Tomar mucho sol. Enamorarse. Gente de vacaciones y todo el tiempo del mundo (o por lo menos esos meses de verano) para gozar la bella juventud.

Creo que por eso me sigue gustando Favio hasta ahora porque me trae esa etapa de la vida juvenil cuando en sus canciones rompió muchos tabú sexuales que en ese entonces  en la sociedad chilena no se hablaba a nivel masivo ni en las canciones creadas por muchos cantantes chilenos de la “Nueva Ola”. Y lo más importante, es que fue más tarde cuando descubrí el tesoro que Leonardo Favio  había creado en esas fechas: sus maravillosas películas que sobrepasan muchas a las hechas por algunos directores latinoamericanos que hicieron un cine marcado por el “realismo socialista”, por la Teoría de la Dependencia, y por la “Segunda declaración de la Habana”. Algunas (no todas,  aclaro)  de esas películas militantes al verlas hoy día no tienen ningún valor artístico a parte sólo de su mensaje político e ideológico maniqueo como también ocurrió con la literatura puramente panfletaria escrita en esas décadas.

1 comentario

  • Hola, estaba bajando mixes de favio para escuchar.
    soy del 68 arg vivo en formosa. y lo re descubri tarde. (a los 33)
    El tipo no tiene desperdicio. se fue antes, tenia mucho mas para dar.
    donde hables de el en america es bien recibido.
    Hoy habria sido un enterpreneur como esta de moda.
    se invento un pasatiempo para lograr su pasion de filmar.
    llegue a este blog por que senti curiosidad de lo q decia internet de la sensualidad de sus letras.
    habia otra pagina tambien de chile (www. antronio. cl/temas/letras-erotizadas.1268217/)
    donde se compara con el regeton.
    que se yo. en esa epoca habia mas poesia creo.
    pero tambien en esa epoca eran escandalosas.
    sigo pensando que la explosion musical aquella y la de los 80 en cuanto al ingles fue unica.
    no quiero olvidar a elvis y a tantos q aun hoy desconosco. (solo se que me falta saber mucho jejej)
    saludos desde formosa arg.

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