23 de septiembre 2013

¿Qué celebrar este 18?

 “Los nacionalistas no solo no desaprueban los hechos atroces realizados por su bando, incluso tienen una capacidad increíble para ni siquiera oír hablar de ellos” 

(George Orwell)


¿Qué celebrar en fiestas patrias? ¿Qué alegría podemos tener? ¿Qué festejamos realmente? ¿Qué es la patria en un país como éste?

 

El pueblo chileno parece un barco dantesco que navega por ese mar nebuloso que lo conduce a Ítaca, el lugar lejano, al destino que se pierde con el paso del tiempo. La noción de patria, de origen, de umbral que nos define y nos representa resulta un imposible. Somos una sociedad sometida al quite de la raíz, a la extinción de nuestra tierra, de nuestra unidad como territorio ¿Qué celebra la sociedad chilena en estas fiestas? ¿Hay motivo para festejar?

 

Porque enlutaron sus casas y arrasaron sus pastos

Porque no hay consuelo para nosotros

y nadie acude

a compadecerse de los afligidos

(Raúl Zurita, Anteparaíso, 1982)

 

Somos el país de los detenidos desaparecidos, del terror que duró por décadas y hasta ahora sigue retumbando, pero no para todos. El gesto amarillista de la reconciliación, del perdón y el olvido de un proceso histórico manejado por una dictadura que solo nos trajo espanto parece ser la nueva estrategia de la política de mercado del chile actual, los hijitos del régimen de Pinochet, los egresados de la doctrina del terror sugieren dar el paso adelante y vivir el presente, considerando de esta forma la dictadura como un proceso histórico, como el capítulo de un libro, imponer lejanía, otorgarle pasividad discursiva, liquidar el trauma. Cerrar la página y seguir construyendo historia. Lo que demuestra con creces la ausencia de empatía por el dolor del otro. Falta de consciencia, de justicia y moral.

 

La pregunta es cómo creen que podemos romper la cadena, la pregunta es cómo alejar el dolor de una tierra cubierta por la sangre de los desaparecidos por un régimen que si bien ya no cobra víctimas en carne (“aparentemente”), ahora lo hace bajo una violencia simbólica, discursiva, bajo el régimen invisible de la sociedad del consumo. La víctima ahora se refleja en el pensamiento, en el estilo de vida, en la conducta humana.         

 

Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile

 

en boca cerrada no entran balas

se calla

 

allá arriba en su mástil.

(Elvira Hernández, La Bandera de Chile, 1981)

 

El simbolismo de la bandera ya no es más que la primera imagen del dolor del pueblo, de una tierra pútrida, cadavérica y obscena. La bandera se come la mosca, se come al pueblo de chile cada vez que necesita de energía, bandera parasitaria, negra, desconsiderada, ahora vives del sudor del afligido. La gente necesita momentos de alegría, fiesta y felicidad, -nos dicen-, pero celebrar la «independencia» de un pueblo es una absoluta falacia, porque siempre ha estado oprimido por la clase burguesa. Aquellos que se jactan de ser patriotas y aquellos que se alimentan del nacionalismo, aquellos que gritan a pulmón ese famoso “viva chile” solo se excitan en la mentira, porque sí, desde hace mucho que chile no se escribe con mayúscula, no merece la noción de sustantivo propio, de hace mucho, francamente desde siempre, chile no nos pertenece ni cobija.

 

Las zonas de peligro son inevitables; te rodean

el cuerpo en silencio,

en silencio te lamen la oreja,

en secreto te revuelven el ojo,

sin el menor ruido te besan el culo

y los escasos letreros de neón ocultan su única identidad:

CAMPOS DE EXTREMINIO.

(Tomás Harris (La Serena, 1996), Cipango, Segunda edición, Fondo de Cultura Económica,  1996)

 

Las familias se endeudan, piden créditos para celebrar en septiembre, se encalillan y luego pagan la deuda de una semana de dicha ¿Es eso lo que celebramos en las fiestas patrias? ¿El poder del capitalismo en nuestro hábito? ¿El olvido de una doctrina del terror que sepultó la historia, que amargó el presente y afectará por siempre nuestro futuro? Somos el país de la mancha, de la costra eterna, de esa costra que se abre y pululan lamentaciones. La siembra del odio está en el pasado y eso no se olvida.   

 

Parafraseando lo que hace poco dijo Raúl Zurita en “Santiago 4043, encuentro de poesía a 40 años del golpe y 43 años del triunfo popular”, […] borraría toda la poesía y toda expresión de arte en chile durante los 70 y 80, con tal que esa época asquerosa nunca hubiese ocurrido […].  Que no pidan perdón, que no pidan olvido si antes no hay justicia. No hay nada que festejar, no hay nada que celebrar y mucho menos sentirnos orgullosos ¿Qué es la patria en un país como éste?   

 

La herida sangra.

La herida se abre todos los días.

Se abre con el sol.

Cae la noche.

La herida no se cierra.

Pasan los días.

Pasan los años.

La herida no se cierra.

La herida sangra en secreto.

La herida se restaña tras paredes.

La herida sangra en celdas.

La herida sangra tras cercos de púas.

La herida es una boca.

Una venda la amordaza.

La herida es una vieja boca desdentada.

La herida masculla con las encías desnudas.

La herida duele.

La adormecen.

Despierta doliendo cada día.

Duele la herida por las noches.

La oyen por las noches los soldados.

En las calles vacías.

(Gonzalo Millán, La Ciudad, 1979).

 

¿Qué celebrar en fiestas patrias? ¿Qué alegría podemos tener? ¿Qué festejamos realmente? ¿Qué es la patria en un país como éste?

 

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