Walter Benjamin – Carta a Belmore sobre la crítica

Esta carta de Walter Benjamin a su amigo Herbert Belmore es el primer texto que se conserva del filósofo alemán en donde se tematice el concepto de crítica. Acompañamos la traducción con algunas notas que puedan aclarar o problematizar (o las dos cosas a la vez) ciertos puntos notables del texto.

Walter Benjamin
Carta a Herbert Belmore[1] (fines de 1916)

Traducción: Felipe Kong Aránguiz

Querido Herbert,

estoy muy feliz de que me hayas escrito.

Tu carta toma, sin embargo, la forma de un comunicado[2] objetivo, y así pasa por alto algunas profundas suposiciones[3] que mi respuesta debe hacer, y que nos conciernen a los dos. Si esto no fuera necesario, mi respuesta no sería lo que es: un ardiente desafío al tipo de objetividad que tú simultáneamente pides y practicas.

Según mi experiencia, no son los puentes ni el vuelo lo que te ayuda a pasar la noche, sino solo el paso fraterno. Estamos en el medio de la noche. Una vez traté de combatirla con palabras (Thomas Mann había publicado su nefasto «Gedanken im Kriege»[4]), y en ese momento aprendí que cualquiera que luche contra la noche debe mover su más profunda oscuridad para entregar su luz, y que en el camino de su gran lucha vital las palabras son solo una estación: y pueden ser la última estación solo donde nunca son la primera.

Solo puedo verme a mí mismo sentado en mi cuarto en Génova, con Dora y tú en la habitación, mientras yo defiendo la idea de que debemos apoyar en todos los sentidos la productividad (pero la crítica[5] también), y que solo con todos los nombres, palabras y signos debe buscarse la vida en el espíritu. Por años, la luz de Hölderlin ha alumbrado sobre mí en esta noche.

Todo es demasiado grande para criticarlo. Es toda la noche la que lleva la luz, el cuerpo sangrante del espíritu. Todo es también demasiado pequeño para criticarlo, no está allí del todo: lo oscuro, la oscuridad total misma, incluso la sola dignidad; quien trata de contemplarlo enturbia su mirada. Mientras la palabra[6] se nos aparezca en el camino, prepararemos para ella el lugar más puro y sagrado: pero debería habitar entre nosotros. Queremos conservarla en la forma final, la más preciosa que somos capaces de darle; Arte Verdad Derecho[7]: tal vez todo nos será quitado de las manos, y entonces esto debería al menos ser forma: no crítica. Criticar es asunto de la más lejana periferia del círculo de luz alrededor de la cabeza de cada persona, no asunto del lenguaje. Donde sea que nos afronte, involucra trabajo. El lenguaje reside solo en lo que es positivo, y está completamente dentro de aquello que aspire a la más ferviente unidad con la vida; lo cual no sostiene el brillo[8] de la crítica, del κριων, de la discriminación entre bueno y malo; sino que desvía todo lo crítico hacia el interior, desvía la crisis al corazón del lenguaje.

La verdadera crítica no va contra su objeto: es como una sustancia química que ataca a otra solo en el sentido en que, descomponiéndola, expone su naturaleza interna, pero no la destruye. La sustancia química que ataca las cosas espirituales de este modo (diatético[9]) es la luz. Esto no aparece en el lenguaje.

La crítica de las cosas espirituales es la distinción entre lo auténtico[10] y lo inauténtico. Esto, sin embargo, no es asunto del lenguaje, o lo es solo bajo un profundo disfraz: el humor[11]. Solo en el humor puede el lenguaje ser crítico. Entonces aparece la particular magia crítica, de modo que la falsa sustancia venga al contacto con la luz; se desintegra. Lo auténtico permanece: es ceniza. Nos reímos de ello. Los rayos de cualquiera que irradie excesivamente también bloquearán esos desenmascaramientos celestiales que llamamos crítica. Justamente fueron los grandes críticos quienes vieron sorprendentemente lo auténtico: Cervantes[12]

Un gran autor que vio lo genuino de tal forma que apenas pudo involucrarse en la crítica nunca más: Sterne[13]. La reverencia por las palabras no hace a un crítico. Reverencia por su objeto ante lo imperceptiblemente genuino: Lichtenberg[14]. Así es, cuando la crítica debe volverse explícita o volverse lenguaje. Esto solo es asunto de los grandes. El concepto está siendo mal usado: Lessing[15] no era un crítico.

Te saludo con cariño,
Walter

¿Quieres leer algo de mis trabajos? He escrito los siguientes ensayos[16]:

La felicidad del hombre antiguo
Sócrates
Trauerspiel y tragedia
El significado del lenguaje en el trauerspiel y en la tragedia
Sobre el lenguaje en cuanto tal y sobre el lenguaje del hombre.

 

[1] Herbert Belmore (Ciudad del Cabo, 1897). Llegó a Alemania desde Sudáfrica cuando era niño. Fue amigo de Benjamin en la época del Movimiento de Juventud. Estudió diseño gráfico. Viajó a Inglaterra en primavera de 1914 y la guerra la pasó en Suiza. La amistad terminó en 1917. Luego fue traductor en Roma. (Información sacada de la edición inglesa de las cartas: Benjamin, Walter. The correspondence of Walter Benjamin. 1910-1940. Chicago: University of Chicago press, 1994, p. 641.). Belmore fue uno de los principales corresponsales de Benjamin en su juventud.

in Rome.

[2] Mitteilung: “comunicado”, “informe”, pero también “comunicación”. En su texto “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres” (1916) Benjamin opone una concepción burguesa del lenguaje, donde “el instrumento de la comunicación es la palabra; su objeto es la cosa; el destinatario es un ser humano”, y “la otra concepción”, sin instrumento ni objeto ni destinatario, de acuerdo con la cual “en el nombre el ser espiritual del ser humano se comunica con Dios” (Obras, II, 1, Madrid: Abada, 2007, p. 148). Aquí claramente piensa en ello cuando le reprocha a Belmore su lenguaje objetivo. Además, la concepción mística del lenguaje inunda esta carta en su totalidad.

[3] Voraussetzung: “condición”, “suposición”. Aquí esta palabra se usa en el sentido de “conjetura”, “hipótesis”; pero hay que guardar también el sentido de “condición”. La pequeña teoría de la crítica que esboza Benjamin aquí está expuesta con cierta violencia al corresponsal, como mostrándole que estas son las condiciones de cualquier comunicación futura. Su amistad, por cierto, acaba al año siguiente, cuando se encuentran en Zurich.

[4] Texto de 1914 donde Mann hace una apología de la guerra, afirmando entre otras cosas que esta dignifica al ser humano.

[5] Kritik. Durante su juventud, era habitual que Benjamin y sus amigos leyeran sus textos entre ellos y se criticaran. En una nota de la edición inglesa de la correspondencia se relata cómo esta práctica se cruzaba con juegos teatrales: “W. B., Belmore, Steinfeld, Franz Sachs y Willi Wolfradt (que más tarde se convirtió en crítico) eran todos compañeros. Desde 1908, cuando WB volvió de Hanbinda y se re-enroló en el Gimnasio del Kaiser Federico, hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, ellos tenían una velada literaria semanal, donde se leían obras de Shakespeare, Hebbel, Ibsen, Strindberg, Wedekind y otros, con cada uno de los participantes asumiendo distintos roles. También leían sus propias críticas a los demás, escritas después de visitas al teatro. Estas críticas eran “a menudo publicables, pero nunca publicadas” (carta de Franz Sachs, Johannesburg).” (The Correspondence of Walter Benjamin, ed. Cit. p. 13). Esta carta es el primer texto de Benjamin donde tematiza el concepto de crítica. Seguramente su concepción se nutre de la práctica acumulada en estas veladas, además de la lectura de Kant (que era muy querido por el joven Benjamin), y algo de los románticos, muy probablemente. Sin embargo, en su trabajo sobre la crítica en el romanticismo alemán no aparecen rastros explícitos de esta temprana teoría, aunque pueden verse afinidades con la idea romántica de “luz” como medio de la reflexión, y el “deslumbramiento” de F. Schlegel. Vamos al final del libro: “La falta de productividad poética que a veces se atribuye en particular a Friedrich Schlegel no pertenece a su imagen en sentido estricto. Pues, primordialmente, él no deseaba ser poeta en el sentido de productor de obras. La absolutización de la obra creada, el procedimiento crítico, era para él sin duda lo supremo. Esto puede ilustrarse en una imagen como generación del deslumbramiento en la obra. Y este deslumbramiento —la luz sobria— provoca la extinción de la pluralidad de las obras. Es la idea.” (Obras, I, 1, Madrid: Abada, 2006, p. 118)

[6] Wort. En “Sobre el lenguaje en cuanto tal y sobre el lenguaje del hombre” Benjamin hace una compleja procesión de la magia del lenguaje, que emerge de la palabra divina para integrarse en la comunidad mágica de las cosas y manifestarse como “magia del nombre” en el lenguaje humano. Después de la expulsión del paraíso, esta magia del nombre se desvanece en nombre de una palabra humana que establece relaciones exteriores con las cosas. Ahí solo puede recuperarse lo perdido apelando a la “magia del juicio”, “una que ya no reposa feliz en sí misma” (Obras, II, 1, ed. Cit. p. 158). Creemos que el sentido que en esta carta tienen las nociones de “palabra” y de “crítica” son similares a las que tienen, en el texto sobre el lenguaje, la “palabra humana” (caída) y la “magia del juicio”. Esta última, al tener una relación inmediata con el conocimiento del bien y el mal, puede permitirse escapar a la cháchara del lenguaje caído, reemplazando la inmediatez concreta de la magia del nombre por una inmediatez abstracta: “La inmediatez (y tal es la raíz lingüística) de la comunicabilidad de la abstracción se halla depositada en el juicio” (Ibídem).

[7] Kunst Warheit Recht. Aquí Benjamin no ocupa comas, por lo que la frase toma una forma similar a la de un slogan. Traducimos Recht por “derecho”, aunque bien podría ser “justicia”, atendiendo a la posterior diferenciación que existe en “Hacia la crítica de la violencia” (1921) entre justicia (Gerechtheit) y derecho (Recht).

[8] Schein: “luz, claridad; brillo; apariencia”. En la versión inglesa traducen como “pretense”, algo que no se justifica para nada, ni siquiera si prescindimos de la identificación ya hecha de la crítica con la luz. Sobre esta identificación, que cruza todo este texto, nos parece interesante recordar que en el tarot el arcano XIX es el Sol, y el XX es el Juicio: primero todo se alumbra para que brille tal cual es, sin sombra, y luego se decide entre lo bueno y lo malo, entre lo auténtico y lo inauténtico. Podemos especular que la “crítica” está entremedio de los dos arcanos: ni Sol ni Juicio, sino el intervalo, el 19,5, aquel momento justo antes del apocalipsis. Un tránsito suspendido, la eternidad de un ocaso.

[9] Diathetisch. En griego, diathesis tiene el sentido de “disposición, cualidad, índole”. En castellano, “diátesis” designa la voz gramatical y a la vez la predisposición a contraer una enfermedad. El sentido particular que tiene aquí es oscuro. Puede tratarse de un adverbio, pero eso no ayuda mucho a la comprensión. Una lectura plausible es que el modo en el que la luz actúa sobre las cosas espirituales es activando la predisposición que estas tengan, haciéndolas “enfermar” de lo que ellas mismas ya tenían que enfermarse. En suma, la luz crítica no “pone” nada en su objeto, sino que solo revela lo que ya está.

[10] Das Echte. Benjamin suele usar esta palabra como adjetivo para referirse al sentido propio de un término y a un sentido derivado, menos importante, menos fundamental. Sólo aquí aparece sustantivado, como un concepto propiamente tal. Recordamos inevitablemente el peso que tiene esta palabra en la obra de Heidegger.

[11] Benjamin siempre tuvo en alta consideración al humor y a los autores considerados “humorísticos”. No podemos profundizar aquí sobre el tema, pero re-citamos esta frase de Schlegel sobre el humor que Benjamin menciona en “El concepto de crítica de arte en el romanticismo alemán”: “su esencia propiamente dicha es la reflexión. De ahí su afinidad con… todo lo que es trascendental” (Obras, I, 1, Madrid: Abada, 2006, p. 92).

[12] Cuando Benjamin habla de Cervantes en general lo vincula con la tradición humorística. Por ejemplo en “Hacia la imagen de Proust” podemos encontrar una cita de Quint, en la que el autor se lamenta de que cuando se habla de obras humorísticas se olvidan los libros voluminosos, como Pantagruel o Don Quijote. En una carta de 1939 le escribirá a Adorno sobre el carácter cómico de la equivalencia de todas las aventuras de Don Quijote, como repetición de una forma idealizada. (Cf. Obras, II, 1 ed. Cit., p. 322; Correspondence of Walter Benjamin, ed. Cit. p. 597).

[13] En “Reuters ‘Schelmuffsky’ und Kortums ‘Jobsiade’”, Benjamin menciona el célebre nacimiento de Tristram Shandy narrado por Sterne, para el que se demora tres volúmenes. Luego comenta: “queremos dejar en manos de los psicoanalistas averiguar qué relaciones secretas hay entre el humor y el nacimiento”. (Gesammelte Schriften, Bd. II, Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 1977, 652. Hay traducción castellana, a la que no tuvimos acceso, en Obras, II, 2, Madrid: Abada, 2008)

[14] En 1931, un coleccionista le pide a Benjamin completar la bibliografía de Lichtenberg. Esto, según él, activaba una “pasión judía” ligada al ordenamiento de catálogos, que él lamentaba no estuviera tan activa. En 1933, en tanto, hará un guión de un drama sobre Lichtenberg para ser emitido en radio, pero que nunca fue transmitido. La acción sucedía en la luna, en un cráter llamado Lichtenberg. El texto está recogido en el tomo IV de las Obras, en la sección “Modelos de audición”.

[15] No hay muchas menciones a Lessing en la obra de Benjamin. En general, se lo toma como punto de referencia en la historia de la literatura. Hasta donde sabemos, en ninguna parte se emite un juicio como este ni algo que permita contextualizarlo.

[16] Benjamin omite sus obras anteriores a 1914, ligadas al movimiento de juventud; ya sea porque Belmore las conocía, o porque ya no se sentía bien con ellas. Pero también omite dos textos posteriores: “Dos poemas de Friedrich Hölderlin” (1914-15) y “Sobre la edad media” (1916). Traducimos aquí los títulos según aparecen en la edición castellana de las Obras.

(Santiago, 1987). Es licenciado y magíster en Filosofía por la Universidad de Chile. Actualmente es becario Conicyt y cursa el doctorado en Filosofía mención Estética y Teoría del Arte en la misma institución. Ha publicado diversos artículos sobre filosofía y literatura. Sus áreas de investigación incluyen la estética, la metafísica y la filosofía política. Es profesor de la Universidad Tecnológica Metropolitana. Actualmente prepara un libro sobre el tarot.

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