14 de abril 2011

Texto, imagen, performance: poéticas en desplazamiento medial

Fue por los ‘60 cuando Marshall Mc Luhan anuncia su idea de la “aldea Gglobal”. Un par de años antes la Unión Soviética había lanzado al espacio el primer satélite terrestre, construido por mano humana. Fue el mismo Mc Luhan –educador, filósofo, profeta de los mass-media– quien sostuvo que con su puesta en órbita, la tierra se había convertido en una placenta planetaria. Fue el mismo quien a lo largo de su vida, reflexionaría, investigaría y publicaría, en torno a los cambios ideológicos y espirituales respecto de un modelo social y económico por primera vez planetario y estrechamente  relacionado con un tipo de media –los de comunicación de masas– y su característica: la imagen.

Este fue el tema, el interés, la intención que nos condujo, junto a Fernando Teillier, a adentrarnos en la relación del poeta con otros medios y procedimientos, que exploran, prolongan, instalan la palabra de otra manera, conformando una producción que se abre desde la concepción de escritura hacia territorios en que se entrelazan con otras formas del arte y acción cultural. Un campo híbrido, que aparentemente tiene en su fondo las tensiones de cambio inducidas por un mundo global, a la vez que la espectacularidad de los medios de procesamiento visual. Ahora bien ¿constituye esto un asunto totalmente nuevo?  Creemos que no. Y sostenemos nuestra creencia en la rica tradición cultural que liga al poeta con  la acción, la grafica, la escenificación, –por citar tan sólo algunos aspectos–,  tal como fuera en los tiempos de las vanguardias europeas del comienzo del siglo pasado, y aún más cerca, en Latinoamérica, donde  la acción del Grupo Noigandres alumbra la visualidad. El mismo poeta –lo encontramos en el testimonio de los entrevistados que conforman el libro- se reconoce más que un descubridor o un modernizador de su práctica, como un legítimo continuador: esto es, relaciona históricamente la poesía con otras artes –danza, teatro, música–, considerándola un “arte completo” y entregándole a la misma poesía un papel preponderante y vital en ritos, arte, conocimiento y ceremonia humana. Una concepción que aparte de su tradición propia, resuena también en la línea de Beuys y su arte de “sanación”. Líneas, estilos, actores, voluntades, intenciones en esto hay muchas: nosotros, centramos el ojo en un campo de acceso vinculado a la VIII región. Esto, tanto por motivos de orden geográfico –investigadores y poetas mentados tienen  o han tenido  particular ligazón con Concepción y la región señalada– como por constituirse tradicionalmente la zona en un campo de primerísima línea en la literatura de nuestro país.

Apuntes de lectura y poética contemporánea en la VIII Región de Chile

El trayecto que particularmente nos interesa, tiene su origen a mediados de los 80’, extendiéndose hasta el momento presente, el 2010. El libro reúne una docena de nombres que señalan momentos e “hitos” –aunque no necesariamente una sucesiva cronología– en que una producción literaria acotada inicialmente al campo exclusivo del “texto-papel”, se amplia hacia el hibridaje técnico, la realización multidisciplinaria, el montaje, la “acción”. El trayecto, que hemos signado –acaso arbitrariamente, como quien recorta un pedazo de un extenso tapiz, más con la esperanza que éste pueda dar razón de la entera figura– a partir de la década señalada, puede según algunas lecturas, ir “ejemplificando” la dinámica de cruce modernidad (la bendita palabra) posmodernidad. Aunque en realidad, ¿qué es lo que signa la palabra “posmodernidad”? Cabrían largas discusiones, algunas constituidas desde la economía, otras, desde la filosofía. Otras, desde la simple anotación fenoménica de lo post industrial. Como sea y entonces, antes de conceptos fantasmas, hablaremos más bien de los efectos de la “globalización”. Que no es, definitivamente, un atributo de lo posmoderno, sino acaso, el sustrato de su posibilidad. Globalización, aldea planetaria: un fantasma se pasea por el mundo. Es el canadiense fantasma de Marshall McLuhan  y, si el “medio es el mensaje”, el medio preferido en la aldea global es la imagen y su proyección. Paralelamente, en parte importante de los poetas incluidos en esta investigación, es la “imagen” una piedra de toque, usada, mencionada, adscrita al análisis de la producción escritural de periodo. Así, cuando este proyecto comenzó su vida, nos parecía casi natural que enlazáramos a los recopilados en torno a elementos tales como referencias cinéfilas, imaginería y citas a la ciencia ficción, canciones, vestigios y elementos  del pop (son los mismos poetas los que desacralizan su entorno cultural introduciendo elemento de cultura pop) y la ciudad como ícono, a la vez que en tanto procedimientos se viera una vinculación progresiva a una opción multidisciplinaria, emparentando su producción con la gráfica, la producción fílmica, la visualidad teatral, la multimedia integrada, el ciberpunk, la performance y la “poesía de acción”. Sin embargo, al avanzar en el tema, descubrimos un hacer del poeta que tornábase resistente a los a priori de clasificación. Como dice Cristián Muñoz, uno de nuestros entrevistados: Hoy el arte es un gran experimento en términos de darle un nuevo sentido a eso que no es más que una institución… Sin embargo he aquí algunos elementos comunes a considerar: por ejemplo, el valor expresivo que se le otorga a la multimedialidad. Esta valoración resulta ser mínima o se encuentra poco presente en la elaboración discursiva asociada a la comprensión de la poesía por un lado, y por otro en la figuración de mundo y la producción poética en los autores propiamente de los 80’. En este caso más bien se trata de la incorporación en el lenguaje literario de una serie de elementos vivenciales, afectivos, de entorno, provenientes de la experimentación personal de las complejidades de la realidad. Se trata de dar sentido y figuración a los nuevos estímulos provenientes de vertientes tanto extraliterarias (películas, música, imágenes, cotidianidad etc.) como literarias (novelas góticas, ciencia-ficción, historietas, artículos científicos etc.). No se trata, creemos entonces del mentado paso desde la “grafosfera” a la “videosfera” – como algunos sostienen– y tampoco de un rompimiento o fractura de lo escrito sino de la incorporación de nuevas formas narrativas y de interpretación poética, de aquello que al acontecerme en cuanto a proceso experiencial se trastoca en visión poética y cuyo sustento principal sigue respondiendo en gran medida a los requerimientos propios de la representación textual. De esta manera la escritura sigue siendo el soporte fundamental de la expresión poética, derivando a partir del 90’, a una ampliación de la forma expresiva, fundamentalmente relacionada con la “acción poética” o performance.

Es en este campo en el que la poesía adquiere su nueva definición ya asociada a la tridimensionalidad (aunque en rigor este campo en Chile ya se encuentra explorado por una avanzada en que podemos contar desde La Tribu No hasta Martín Bakero, desde Lihn a Rodrigo Lira, siendo su actual novedad la pérdida de noción de vanguardia y la cotidianidad familiar), a su ejercicio en cuanto expresión real. Se encuentra entonces profundamente ligada a definiciones políticas, económicas y sociales, trasladando su centro se traslada desde el texto al espectador: en suma la poesía se define desde su relación en cuanto a objeto que emerge y es enfocado en el sentido del mensaje, el que resulta contingente y solo adquiere validez en medio de un necesario proceso de socialización. Sin embargo tampoco en este contexto podríamos situar el concepto de “fractura de lo escrito” –presentada por algunos estudiosos del tema– ya que más bien se trata de una visión que no se genera necesariamente desde la escritura sino que responde a procesos de diferenciación propios. Estos procesos de representación le otorgan a la performance una innegable identidad propia y no requiere necesariamente de la expresión literaria. Al menos en su vertiente conceptual. Puede quedar para la discusión si estos productos caben o no ser entendidos como poesías o si más bien se trata de una perspectiva distinta, alejada, en un sentido amplio de la construcción textual. Mas como sea y en suma diremos: la poesía no transmigra ni se transforma más que en cuanto a la ampliación de sus posibilidades comunicativas, empujada por la irrupción de una relevante cultura de masas, que se encuentra presente desde hace más de 50 años.

* El libro Texto, imagen, performance: poéticas en desplazamiento medial, compuesto de un ensayo de presentación, amén de una selección de material de autor incluye a: Alexis Figueroa, Tomás Harris, Egor Mardones, Jorge Ojeda, Ricardo Mahnke, Damsi Figueroa, Elizabeth Neira, Bárbara Calderón, Condemarzo, Claudio Romo y Cristian Muñoz.

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