05 de julio 2017

Barros Luco (*)

(*) Conversación mantenida con Edgardo Vargas, médico de urgencias que trabaja en el Hospital Barros Luco y en uno de los SAPU de la comuna de Lo Espejo.

 

¿Qué es una catástrofe? Es alguna condición alterada, tanto naturalmente como social o económicamente, que de alguna forma supera la capacidad de respuesta o de protección de las personas que se ven vulneradas. Por ejemplo cuando hay catástrofes a nivel nacional hay que mandar ayuda de otros países, porque el mismo país no pudo contener el desastre; y así mismo pueden haber catástrofes a nivel personal, de personas que ven superados sus mecanismos de homeostasis, y ahí es cuando se genera el estado de catástrofe, que es más allá de un desastre común y corriente.

En el fondo cualquier desastre puede ser intenso, te quita tiempo, pero la diferencia está aquí en que te las puedes valer con tus propias herramientas. En ese sentido, mi proposición es que hay un estado de catástrofe a nivel sanitario, a nivel nacional. Como que hay un problema que se ve en más de un aspecto me imagino, pero que supera nuestras capacidades, y no estamos reaccionando bien, y se están muriendo las personas de maneras absurdas.

Se está sobrepasando la capacidad de respuesta del Estado, o del servicio de salud público para atender las necesidades de la población, y de alguna forma a eso se le puede decir una catástrofe en salud.

Tú trabajas en el Hospital Barros Luco, que es uno de los servicios que tiene más población asignada, que es el Metropolitano Sur.

Si po, es como un millón y tantas personas, y anda de la mano con el Occidente, que también es como un millón y tanto. Y además de tener comunas con mucha gente, igual son de bajo nivel económico: Lo Espejo, La Cisterna, San Miguel (que es como lo más ‘’high’’ de alguna manera), San Joaquín, parte de La Granja, San Bernardo, Buin. Todo eso abarca. Son comunas super populosas y con muy bajos recursos.

Tú ahí igual tenís una óptica como de lo que está pasando, por lo menos a nivel sanitario, con esa población. Estas en contacto, en el Barros Luco, con una población bastante amplia, y que se atiende en el sector público. Y desde ahí, ¿has observado algo si la situación da para catástrofe?

Hoy en día si te das una vuelta por los servicios de urgencia, es una catástrofe en salud. Donde no hay camas, no hay capacidad de respuesta, y te das cuenta que estás llegando super tarde a las enfermedades. Los consultorios no tienen horas, no tienen médicos, los pacientes no tienen controles, se descompensan, y los servicios de urgencia están abarrotados con pacientes mal controlados. Y la misma instancia de la urgencia, más allá de la catástrofe de planificación que hay detrás, físicamente en sí mismos, son una zona de catástrofe; pacientes durmiendo en el piso hospitalizados. Se nos acabaron las camillas, ahora hospitalizamos en sillones; se nos acabaron los sillones hospitalizamos en sillas metálicas, y de ahí se pasan al suelo, para descansar un poco.

¿En el suelo frío?

Con una frazada. Y esa es la condición en la que están los pacientes hospitalizados.

Ese escenario, para la mayoría de la población que no ha estado en esa situación, se lo imagina en una guerra o por lo mínimo en un terremoto.

O en un campo de refugiados. Pero pasa día a día. Y no hay una respuesta del sistema a las necesidades que hay hoy en día de la población. Porque está mal planificado, porque se llega tarde a las enfermedades.

Tu mencionaste un problema a nivel de planificación. ¿A nivel macro? ¿a nivel de cuántas urgencias debería haber?

Y también la atención primaria que debería tener de alguna forma una real llegada a la población. Muchas veces podríamos invertir en que se hagan mejores algunos controles, en vez de tener a esos pacientes hospitalizados, que al final es más gasto de recursos, más tiempo, incluso si lo vemos de la parte más «utilitarista», más como de mercado, hasta a ese nivel se están haciendo las cosas mal.

Igual eso podría haber sido planificado, pareciera que se genera un vacío intencional, para que se llene por el mercado. Pero si la teoría neoliberal fuera cierta, estaría lleno de clínicas privadas en lo Espejo, si el Barros Luco está tan lleno. Pero hay algo que el mercado no pudo prever, o es imposible que se solucione por el mercado.

Hoy en día no va a tener solución en el mercado. Quizás se pudiera. El Estado podría hacer cualquier cosa; podría eliminar todos los hospitales y dar subsidios, y quizás ahí la salud privada se haga más accesible a la población, pero quizás pagando… no sé.

Esa sería la solución desde el mercado. Pero habría algún signo desde el mercado. Si se pudiera organizar espontáneamente; si se generaran clínicas donde se necesita, algo hubiera pasado. Pero tienes este sector de la población, grande, clase media, y que la única alternativa que tienen es una hueá que es desastrosa.

Y en verdad hay un olvido de esa población en todos lados. No solamente en salud, en educación. En lo espejo hay creo que uno o dos cajeros automáticos, farmacias hay creo que dos, y una farmacia de barrio. Hay un olvido de la comuna en todos lados. Es brígido darse cuenta de ese tipo de cosas. ¿a quién le interesa instalarse ahí?

Pareciera que es imposible. Y claramente no hubo nunca ninguna intervención desde el gobierno, y no ocurrió espontáneamente. Al final para la salud el mercado genera un muro gigante.

A todo esto, yo nunca he trabajado en ese servicio. He estado en el Oriente, que tiene otra realidad. Agobiante y todo, pero no llega a ese punto en que parece que no hay nada que hacer.

Igual hay incluso una naturalización de la situación que igual es super peligrosa. Al final encuentras normal lo que estás haciendo, y eso es un problema, porque empiezas a aceptar día a día que las personas estén en pésimas condiciones. Cuando hospitalizas a alguien y la enfermera te llega a preguntar “Doctor, ¿le avisó al paciente que iba a quedar hospitalizado en una silla metálica porque no hay ningún otro lugar?” Entonces es una naturalización muy peligrosa.

Igual es parte de la manera en que uno sobrelleva trabajar en esas condiciones. ¿Qué pasaría si uno empieza a cuestionarse eso? Trabajar en un desastre así le lleva eso… Cuando tú estás trabajando así, te bajan los estándares.

Terminas alienado por el medio. Llegas a encontrarlo una situación común y corriente. Y de repente no me imagino si hay otro tipo de servicio que pueda asimilar eso. Porque acá estás tratando con gente.

Desde ahí puedes ver mucho más lo malo que está.

Ves día a día lo malo que está. Y el problema es que estás super atado de manos. Porque tú sabes que desde donde estás trabajando no vas a cambiar nada. Estás haciendo una pega de contención. Incluso haciendo lo mejor que puedas tu trabajo, no va a cambiar nada. Va más allá de tu trabajo personal. Lo otro lo ves en los paros de atención primaria. Eso es impensable en la urgencia, porque ahí no podís sostenerlo más. Es super difícil pensar que pueda parar una urgencia. Porque si ya está la cagá pa atrás, eres lo único que queda. Es la única institución que hay abierta siempre.

Todo lo demás puede desaparecer, pero siempre va a haber alguien en turno. Es como cuando fue el alud, en la tercera región. Tuve un colega que era general de zona en la tercera región cuando fue el alud hace un par de años, y me decía que estuvo 72 horas de turno, porque en verdad no había nadie más. Sus otros colegas se habían ido a las postas más rurales, de Tierra Amarilla, etc. y este loco no podía cerrar la posta, e hizo todo el fin de semana turno, porque no había nadie más, y él no se podía ir. En cualquier otro trabajo, si nadie está encima tuyo para decirte que hagas algo así, te vas a ir. Te vas nomás. En cualquier otro trabajo el jefe te manda a estar todo el fin de semana trabajando… ¡Chúpala!, pero este hueón se tuvo que quedar todo el fin de semana porque era su responsabilidad con la población. ¿Cuánta gente moriría si ustedes no estuvieran?

Eso sí que sería pa un estado de sitio.

Pero ustedes no están tan lejos de eso. No están tan lejos de no estar. Si ustedes no estuvieran quedaría la pura zorra, pero no estamos tan lejos de eso.

Lo que podría pasar termina pasando igual en la urgencia. Nosotros vemos como se está conteniendo, pero para el otro lado, para las salas, cuando ya ingresa el paciente, ya se ve todo mucho más tranquilo, por nuestro trabajo de contención. Son personas que llegan en pésimas condiciones.

Yo que no trabajo así, mi día a día es super cotidiano. Es como la vida en las películas. Tu llevas 2 años trabajando ahí.

1 año y medio.

¿Y ya habías dejado de sorprendente un poco?

Dejar de sorprenderse es un tema de habituación. Es muy difícil no dejar de sorprenderse, como en los primeros días, con el tiempo. Es difícil no acostumbrarse. Pero eso no significa que no te genere una reflexión al respecto. No significa que no digas que no está bien. Yo creo que si conversas con varios (bueno, en verdad no sé si todos tengan una visión más allá de lo que están haciendo), pero si conversas con alguno que lleve mucho tiempo, saben que está mala la cosa. Pero pasan de la crítica más liviana, de sobremesa, a no hacer nada.

Y ¿qué podemos hacer nosotros, desde nuestra posición?

Supongo que hacer las cosas bien desde donde está cada uno. Pero hay que tener claro que cambiar las cosas no pasa por una sola persona, ni pasa por alguien con una idea. Tiene que haber mucha fuerza asociada para cambiar algo. De repente, pensándolo así, es hasta tétrico para uno pensar que no van a cambiarse las cosas tampoco. Uno sabe más o menos para dónde debería ir, por ejemplo, un servicio de salud, y no se hace; año tras año no se hace.

Santiago. Médico egresado de la Universidad de Chile. Muchos proyectos, ninguno concretado.

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