21 de julio 2015

Roldán y Mercedes, las buenas juntas del detective Heredia

Presentación del libro R y M Investigadores. Ramón Díaz Eterovic: Lom Ediciones, 2015.

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Su papá es escritor, aunque por los días cumple una larga jornada de oficina. Por las noches sus hijos, lo ven encerrarse en su escritorio, para ir tecleando, delante de una taza de café, entre la juguetona cola de un gato, las historias que su memoria, imaginación y valentía, le permiten dar vida a un personaje apenas reducido a un apellido: Heredia. La escena es sencilla, sus libros se publican, gana premios, ha realizado algunos viajes, representó en momentos duros a otros escritores, dirigió revistas y editoriales, cuando joven plantó un árbol en el extremo sur, tuvo tres hijos, pero tenía pendiente escribir un libro para niños. Si sirven las infidencias, digamos que con sus novelas negras para adultos, estaba bastante tranquilo… La deuda la pagó con creces: pues el libro se llamó R y M investigadores, y se publicó en habla hispana a comienzos del 2000. Han pasado 15 años, esos niños que husmeaban sus papeles, ya salieron de la universidad, fue abuelo, siguió alimentando la saga herediana, y las vueltas del derrotero que tienen solo los buenos libros, quiso que ese título pasara integrar la colección infantil y juvenil de su editorial chilena, LOM Ediciones. Y este el motivo que nos reúne hoy: presentar el libro R y M investigadores, de Ramón Díaz Eterovic.

 

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Es un lugar común decir que los niños no leen. A lo que habría que agregar que muchos adultos tampoco lo hacen. Cuando le consultaron al escritor y editor literario mexicano, Francisco Hinojosa, sobre el fenómeno de la literatura infantil, y si consideraba que en la actualidad se subestimaba la inteligencia de los niños, respondió: “Creo que no es así, los niños son lectores exigentes e inteligentes. La fórmula del respeto a su inteligencia me ha ayudado a acercarme a ellos y, de alguna manera, a eso se debe el éxito que tengo entre estos lectores”. A los niños de hoy debemos verlos igual que a los de antes (eso si podemos abstraerlos de la gran sobreexposición a estímulos multimediales) y llevar a enfrentarlos a un libro, para poder constatar cómo –no diremos que todos, pero sí un grupo considerable de ellos– aún pueden ser interpelados por este y sentirse insertos en su historia, los personajes, el paisaje, las voces que les llegan desde sus páginas. La experiencia de la lectura, siempre ha sido la misma, alguien toma un libro y lo lee. En esa misma entrevista, Hinojosa termina agregando: “Ahora los escritores hemos descubierto que nos enfrentamos con un lector cada vez más exigente: el niño”. Este es un libro para lectores exigentes.

Un reciente estudio de la Fundación Futuro, entrega algunos datos, a partir de una encuesta aplicada a niños de entre 9 y 11 años, donde se advierte que uno de cada tres lectores a los que les gusta leer, dice no encontrar temas de su interés. (¿Faltan temas? No creo.) Y un dato aún más revelador es el que afirma que a un 65% de los niños encuestados, les gusta que un adulto les lea un cuento en voz alta. Está demostrado que la primera dificultad con que se encuentra un niño o niña, por ejemplo, ante la operatoria numérica, para aprender algún idioma, jugar al fútbol o cocinar, está condicionada negativamente si han escuchado a alguno de sus padres decir: “Si yo también era malo para las matemáticas”, “es difícil el inglés, por eso nunca lo aprendí”, “yo no le doy ni al quinto bote…”, “no sé cocinar, tú vas a ser igual”. Sobran los malos ejemplos.

Nacimos en un país distinto al de nuestros abuelos. Se vive para trabajar, qué duda cabe. De ahí que recaiga en la escuela mucha de la responsabilidad, primero de instruir, formar y de profundizar en el hábito lector de nuestros hijos. Pero qué pasa si eso no ocurre… O peor aún, ¿qué esperamos para tomar un rol protagónico en la formación de los nuevos lectores?Para la académica española, Isabel Solé: “La comprensión de lectura no es cuestión de una asignatura ni mucho menos de un profesor, sino cuestión de una comunidad educativa”. Y esa comunidad somos todos nosotros, los que aunque ya no leemos como quisiéramos, sabemos y estamos convencidos de que no solo de pan vive el hombre, y que todos los niños aunque no lo sepan: pueden ser unos voraces lectores. Que lo digan las cifras de las ventas de los mamotretos de la saga del niño mago, las aventuras de los seres en la comarca o los lances románticos de vampiros adolescentes, a los que nadie mira la cantidad de páginas para disponerse a leerlos de una sentada.

 

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Creo que me alargué un poco con esto del hábito lector. Pero quiero decir con lo anterior, que esta novelita de Ramón Díaz Eterovic (el mismo que nos hizo adictos a los malos pasos de Heredia) nos muestra las buenas juntas que también puede tener un detective privado, proclive a las copas, las apuestas y a las novelas donde queda claro cómo nuestra sociedad sabe esconder la basura debajo de la alfombra. Ya habrá tiempo, de seguro, para nuevos títulos suyos (la contingencia está bullente de esos temas), pues ahora nos ocupamos de la pesquisa de dos chicos, Roldán y Mercedes, que como muchos niños: prefieren la casa a la escuela, odian usar uniforme, le dan pataletas por algunas historietas, cuentan con las visitas quincenales de sus padres, vibran con las películas de acción y les gusta inmiscuirse en las conversaciones de los adultos.

Como no sirve decir cómo se resuelve la desaparición de los perros del barrio, porque la gracia es que lean el libro, solo acotar que más allá de lo esperado, que la mano de Heredia sea la que resuelva el enigma, es sin duda la astucia, inocencia y hasta el sentido del humor, lo que llevará aestos hermanos a encontrar con vida a Bonifacio y a los otros quiltros-mascotas de sus vecinos, en una historia que huele a muchas de las heredianas, pero que tiene como verdaderos protagonistas a “R y M”, alter egos de esos niños que alguna vez hicieron el trabajo sucio, de pedirle una historia a su papá, para que también la leyéramos nosotros.

 

ROBERTO CONTRERAS SOTO
Santiago, Plaza Italia, miércoles 06 de mayo de 2015.

 

(Santiago de Chile, 1975) es profesor, escritor y editor. Ha realizado publicaciones en diversos géneros (novela, poesía, crónicas, crítica literaria) como colaborador y editor en revistas La Calabaza del Diablo (1998-2005), Lanzallamas.org (2006-2010), Carcaj - LOM Ediciones (2010-2014) además de tallerista de fomento lector por editorial Zig-Zag desde el año 2015. Ha impartido charlas dentro y fuera del país de Chile en torno a sus proyectos y los soportes actuales de la literatura / Mail: unmejorlector@gmail.com

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